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jueves, 2 de diciembre de 2010

El Calendario Azteca



Ha salido el Sol, el que hace el calor, el niño
precioso, águila que asciende ¿Cómo seguirá su
camino? ¿ Cómo hará el día? ¿Acaso algo sucederá
en nosotros, su cola, su ala?

La piedra del sol o calendario azteca fue descubierta en 1790 y desde entonces su significado ha sido objeto de múltiples interpretaciones.
Fue encontrado en la plaza mayor de la capital mexicana el 17 de diciembre de 1790, mientras se rebajaba el piso de dicha plaza, para igualar el empedrado.
Tras su descubrimiento, la Piedra del Sol se colocó en el muro del costado poniente de una de las torres de la Catedral metropolitana, donde se deterioró por estar al aire libre.

Es un monolito de basalto olivino, de 24,400 kilogramos y 3.66 metros de diámetro, que representa un ciclo de 52 años dividido en cuatro trecenas de años, cada uno diferenciado de los otros mediante la asignación cíclica de uno de los jeroglíficos Técpatl (pedernal), Calli (casa), Tochtli (conejo), o Ácatl (carrizo) y uno de los dígitos del 1 al 13, representados con puntos.
Al término de cada ciclo, el fuego de todos los hogares era apagado y algunos muebles eran destruidos, el fuego nuevo era encendido por un sacerdote, renovando con él, el fuego de los hogares y nuevos objetos remplazaban a los destruidos.

Se compone de una imagen central, representado a Tonatihu, dios del sol rodeada de cinco círculos concéntricos.
  • Primer círculo. Aparece la representación de los 4 soles generadores del mundo:

  1. Jaguar, primer sol.
  2. Viento, segundo sol.
  3. Lluvia de fuego, tercer sol.
  4. Agua, cuarto sol.

  • Segundo círculo. Aparecen los 20 signos del calendario indígena, que vinculan el movimiento del sol, con la conformación del ciclo de ese calendario.
  • Tercer y cuarto círculos. Sobre el círculo de los glifos calendaricos se apoyan cuatro rayos solares en forma de ángulo y conforman otra banda circular, que incluye elementos que simbolizan el universo y el calor del Sol que se extiende por todos los rumbos. En la siguiente banda circular se aprecian las puntas de cuatro púas sagradas en medio de sus ocho remates, con un quincunce, tres plumas y un jade cada uno. Complementan el diseño circular hileras de plumas cortas de águila, corrientes de sangre, bandas de chalchíhuitl y remates que simbolizan la sangre.
  • Quinto círculo. Está limitado por dos serpientes de fuego, que abren sus fauces y de las cuales emerge el perfil de dos deidades contrapuestas.

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